domingo, 12 de agosto de 2018

1 Y 2 REYES. INTRODUCCIÓN. ELEMENTOS DE UNIFICACIÓN.

Una primera lectura nos revela la voluntad de unificación del autor: unificación impuesta sobre la unidad temática relativa. Aparte la disposición paralela antes expuesta podemos señalar dos recursos dominantes para unificar: las fórmulas y los discursos, y un par de esquemas.

a) Encontramos repetidas veces las fórmulas organizadas en el siguiente esquema:

a) N. hijo de N. subió al trono de Judá / Israel en la ciudad N.

b) El año X, del reinado de N. de Israel / Judá

c) Tenía X. años cuando subió al trono, y reinó X. años

d) Su madre se llamaba N. hija de N

e) Valoración del reinado

f) Para más datos sobre N. y sus X., véanse los Anales de Judá / Israel

g) N. murió, y lo sepultaron en N.

h) Le sucedió N.

La primera mitad de c) y todo d) se emplean en el reino del Sur. La fórmula b) nos ofrece el sincronismo de ambos reinos, pues siempre se refiere al año de reinado del otro rey. La valoración e) toma como norma para el reino del norte el pecado de Jeroboán, para el reino del sur el culto en los altozanos (como norma general); la valoración permite más cambios o expansiones de las fórmulas.

b) Si el esquema es bastante riguroso, las fórmulas son heterogéneas. La mayoría nos dan nombres en sus coordinadas de espacio y tiempo y familia; f) es una nota de historiografía, no muy moderna, porque el autor remite a sus fuentes para lo que no ha citado o utilizado. (¿Procede de la misma fuente el material incorporado? Probablemente no).

En cuanto a la valoración del reinado, es evidente el carácter de juicio personal del autor: tenemos que agradecerle la honradez con que ha expresado su punto de vista uniforme, y el haberlo expresado en los esquemas, sin apenas interferir con las narraciones propiamente dichas. Así podrá el lector colocarse en la perspectiva correcta y apreciar las valoraciones del autor.

c) Los discursos. Tomamos la palabra en sentido amplio: unas veces son discursos o comentarios puestos en boca de algún personaje, muchas veces un profeta, otras veces son reflexiones pronunciadas por el mismo autor en momentos culminantes; pausas narrativas para mirar hacia atrás y quizá adelante. Estos discursos se distinguen por su estilo retórico inconfundible y por su doctrina simplificada (que veremos más abajo). El lector debería detenerse en estos momentos y acompañar al autor en sus reflexiones: son los momentos en que el autor habla más descubiertamente; con sus palabras quiere instruir, exhortar, invitar a la meditación. Aunque después no nos convenza del todo, haremos bien en escucharle con atención.

d) Otro elemento de unificación es la palabra profética como anuncio: sucesivas predicciones van trazando arcos y tensando la historia hacia su cumplimiento. El arco puede inscribirse en la vida de una persona, puede abarcar una dinastía, puede alargarse hasta el final. Junto a esas predicciones hay otra serie de palabras proféticas, originales o ampliadas o fingidas por el autor, que se parecen mucho a los discursos. La palabra profética puede funcionar como motor de la historia y como su explicación anticipada o posterior.

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