161El Señor dirigió la palabra de Jehú, hijo de Jananí, contra Basá:
2-Yo te saqué del polvo y te hice jefe de mi pueblo Israel; pero tú has imitado a Jeroboán, has hecho pecar a mi pueblo, Israel, irritándome con sus pecados, 3por eso voy a barrer a Basá y su casa y a dejarla como la de Jeroboán, hijo de Nabat. 4A los de Basá que mueran en poblado los devorarán los perros y al que muera en descampado lo devorarán las aves del cielo.
5Para más datos sobre Basá y sus hazañas militares, véanse los Anales del Reino de Israel.
6Basá murió, y lo enterraron en Tirsá. Su hijo Elá le sucedió en el trono.
7Por medio del profeta Jehú, hijo de Jananí, el Señor dirigió la palabra a Basá y su casa, por haber imitado a la casa de Jeroboán, haciendo lo que el Señor reprueba, irritándolo con sus obras, y también porque exterminó a la casa de Jeroboán.
Elá de Israel (885-884)
8Elá, hijo de Basá, subió al trono de Israel, en Tirsá, el año veintisiete del reinado de Asá de Judá. Reinó dos años.
9Su oficial Zimrí, jefe de media división de carros, conspiró contra él mientras se emborrachaba en Tirsá, en casa de Arsá, mayordomo de palacio. 10Entró Zimrí, lo asesinó el año veintisiete del reinado de Asá de Judá y lo suplantó en el trono. 11En cuanto subió al trono y se proclamó rey, mató a toda la familia de Basá; 17acabó con todo el que mea a la pared, pariente o amigo. Zimrí exterminó a toda la familia de Basá, como el Señor había profetizado contra Basá por medio del profeta Jehú, 13a causa de los pecados de Basá y los de su hijo Elá; los que cometieron ellos y los que hicieron cometer a Israel, irritando al Señor, Dios de Israel, con sus ídolos.
14Para más datos sobre Elá y sus empresas, véanse los Anales del Reino de Israel.
Zimrí de Israel (884)
15Zimrí ocupó el trono en Tirsá siete días, el año veintisiete del reinado de Asá de Judá. 16La tropa acampabajunto a Gabatón, que pertenecía a los filisteos, y cuando los acampados oyeron que Zimrí había conspirado y matado al rey, aquel mismo día proclamaron rey de Israel al general Omrí. 17Omrí, con todo el ejército israelita, marchó de Gabatón para sitiar a Tirsá. 18Cuando Zimrí vio que la ciudad estaba para caer, se encerró en la torre de palacio, prendió fuego al palacio, y así murió. 19Fue por los pecados que cometió haciendo lo que el Señor reprueba, imitando a Jeroboán y los pecados que hizo cometer a Israel.
20Para más datos sobre Zimrí y la conspiración que tramó, véanse los Anales del Reino de Israel.
Omrí de Israel (884-874)
21Entonces los israelitas se dividieron: la mitad siguió a Tibní, hijo de Guinat, queriendo proclamarlo rey, y la otra mitad siguió a Omrí. 22Los partidarios de Omrí se impusieron a los de Tibní, hijo de Guinat. Tibní cayó muerto y Omrí subió al trono.
23Omrí subió al trono de Israel el año treinta y uno del reinado de Asá de Judá. Reinó doce años, seis en Tirsá. 24Le compró a Sémer el monte de Samaría por sesenta kilos de plata y edificó allí una ciudad, a la que llamó Samaría (por Sémer, el dueño del monte).
25Omrí hizo lo que el Señor reprueba; fue peor que todos sus predecesores. 26Imitó a la letra a Jeroboán, hijo de Nabat, y los pecados que hizo cometer a Israel, irritando al Señor, Dios de Israel, con sus ídolos.
27Para más datos sobre Omrí y sus hazañas militares, véanse los Anales del Reino de Israel. 28Omrí murió y lo enterraron en Samaría. Su hijo Ajab le sucedió en el trono.
Ajab de Israel (874-852)
29Ajab, hijo de Omrí, subió al trono de Israel el año treinta y ocho del reinado de Asá de Judá. 30Reinó sobre Israel, en Samaría, veintidós años.
Hizo lo que el Señor reprueba, más que todos sus predecesores. 31Lo de menos fue que imitara los pecados de Jeroboán, hijo de Nabat; se casó con Jezabel, hija de Etbaal, rey de los fenicios, y dio culto y adoró a Baal. 32Erigió un altar a Baal en el templo que le construyó en Samaría; 33colocó también una estela y siguió irritando al Señor, Dios de Israel, más que todos los reyes de Israel que le precedieron.
34En su tiempo, Jiel, de Betel, reconstruyó Jericó: los cimientos le costaron la vida de Abirán, su primogénito, y las puertas, la de Segub, su benjamín, como lo había dicho el Señor por medio de Josué, hijo de Nun.
Explicación.
16,1-7 El oráculo contra Basá es imitación patente del anterior contra Jeroboán (14,8-11).
16,4 1 Re 14,11.
16,7 Exterminando a la familia de Jeroboán, Basá ejecuta la sentencia de Dios y, a la vez, se hace culpable. Esto significa que también las injusticias y crueldades humanas pueden cumplir designios de castigo divino; lo cual no absuelve al hombre de su crueldad.
16,8-14 Zimrí es un iluso al proclamarse rey sin apoyo del ejército: su reinado de siete días pasa a la historia como ejemplo (2 Re 9,31).
16,12 2 Re 9,31.
16,15 2 Re 9,31.
16,21-28 La guerra civil duró unos cuatro años al cabo de los cuales Omrí inaugura la tercera dinastía de Israel. La creación de la nueva capital fue un acto de gran valor político y estratégico; algo así como la de Jerusalén de David. El paralelismo subraya la diferencia: Samaría no es la ciudad escogida por Dios para habitar, no es centro religioso. Con todo, Samaría llega a dar nombre al reino septentrional, como Omrí da nombre a una dinastía (reconocida con ese nombre en los anales asirios, aun después de caer la dinastía).
Omrí logró dar estabilidad a la monarquía, aunque no pudo rechazar del todo el dominio sirio. Según fuentes extranjeras (la estela de Mesa rey de Moab), logró someter a Moab. Y parece que reanudó las relaciones comerciales y políticas con Fenicia.
16,29 El reinado de Ajab inaugura, en diversos aspectos, una nueva era. En lo político hay que señalar el tratado de paz firmado con Judá y las relaciones estrechas con Fenicia. En lo militar, sus campañas contra los arameos. En lo religioso, la penetración del Baal de Tiro y la aparición del profeta Elías.
16,30-33 Es correcto el juicio del autor, el pecado es más grave. En tiempo de Ajab penetra un dios conquistador que pretende eliminar el yahvismo para ocupar su puesto. La técnica de la usurpación, que cambia periódicamente las dinastías, ¿tendrá aplicación también en la esfera divina? ¿Logrará Baal usurpar el trono de Yahvé?
16,31 Dt 7,1-4.
16,34 Sobre Jericó pesaba la maldición de Josué (Jos 6,26). No está claro si se trata de un sacrificio de fundación que el reconstructor ofrece, o si se trata de una desgracia familiar que la tradición ligó a la vieja maldición.
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