Salomón sucede a David (1 Cr 29,23-25)
11El rey David era ya viejo, de edad avanzada, por más ropa que le echaban encima, no entraba en calor. 2Los cortesanos le dijeron:
-Que busquen una muchacha soltera, que atienda y asista a vuestra majestad; cuando duerma en vuestros brazos, vuestra majestad entrará en calor.
3Entonces fueron por todo el territorio buscando una muchacha guapa; encontraron a Abisag, de Sunán, y se la llevaron al rey. 4Era muy hermosa; atendía al rey y lo cuidaba, pero el rey no se unió a ella.
5Mientras tanto, Adonías, hijo de Jaguit, que ambicionaba el trono, se agenció una carroza, caballos y cincuenta hombres de escolta 6(su padre no lo había disgustado nunca pidiéndole cuentas de lo que hacía). También era de muy buen tipo, más joven que Absalón. Se alió con Joab, hijo de Seruyá, y con el sacerdote Abiatar, que apoyaron su causa. 8En cambio, el sacerdote Sadoc, Benayas, hijo de Yehoyadá, el profeta Natán, Semeí y sus compañeros y los campeones de David no se unieron a Adonías.
9Junto a Eben Zojélet*, cerca de En Roguel*, Adonías sacrificó ovejas, toros y terneros cebados; convidó a todos sus hermanos, los hijos del rey, y a todos los funcionarios reales de Judá, 10pero no convidó al profeta Natán, a Benayas, a los campeones de David ni a su hermano Salomón.
11Natán dijo entonces a Betsabé, madre de Salomón:
-¿No has oído que Adonías, hijo de Jaguit, se ha proclamado rey sin que lo sepa David, nuestro señor? 12Pues te voy a dar un consejo para que salgáis con vida tú y tu hijo Salomón: 13vete al rey David y dile: <<Majestad, tú me juraste: "Tú hijo Salomón me sucederá en el reino y se sentará en mi trono". Entonces, ¿por qué Adonías se ha proclamado rey?". 14Mientras estés tú allí hablando con el rey, entraré yo detrás de ti para confirmar tus palabras.
15Betsabé se presentó al rey en la alcoba. El rey estaba muy viejo y la sunamita Abisag lo cuidaba. 16Betsabé se inclinó, postrándose ante el rey, y éste le preguntó:
-¿Qué quieres?
17Betsabé respondió:
-¡Señor! Tú lo juraste a tu servidora por el Señor, tu Dios: <<Tu hijo Salomón me sucederá en el reino y se sentará en mi trono>>. 18Pero ahora resulta que Adonías se ha proclamado rey sin que vuestra majestad lo sepa. 19Ha sacrificado toros, terneros cebados y ovejas en cantidad y ha convidado a todos los hijos del rey, al sacerdote Abiatar y al general Joab, pero no ha convidado a tu siervo Salomón. 20¡Majestad! Todo Israel está pendiente de ti, esperando que le anuncies quién va a suceder en el trono al rey, mi señor; 21porque el rey va a reunirse con sus antepasados, y mi hijo Salomón y yo vamos a aparecer como usurpadores.
22Estaba todavía hablando con el rey, cuando llegó el profeta Natán. 23Avisaron al rey:
-Está ahí el profeta Natán.
24Natán se presentó al rey, se postró ante él rostro en tierra, y dijo:
-¡Majestad! Sin duda tú has dicho: <<Adonías me sucederá en el reino y se sentará en mi trono>>; 25porque hoy ha ido a sacrificar toros, terneros cebados y ovejas en cantidad, y ha convidado a todos los hijos del rey, a los generales y al sacerdote Abiatar, y ahí están, banqueteando con él, y le aclaman: <<¡Viva el rey Adonías!>>. 26Pero no ha convidado a este servidor tuyo, ni a Benayas, hijo de Yehoyadá, ni a tu siervo Salomón. 27Si esto se ha hecho por orden vuestra majestad, ¿por qué no habías comunicado a tus servidores quién iba a sucederte en el trono?
28El rey David dijo:
-Llamadme a Betsabé.
29 Ella se presentó al rey y se quedó en pie ante él. Entonces el rey juró:
30-¡Vive Dios, que me libró de todo peligro! Te juré por el Señor, Dios de Israel: <<Tu hijo Salomón me sucederá en el reino y se sentará en mi trono>>. ¡Pues voy a hacerlo hoy mismo!
31Betsabé se inclinó rostro en tierra ante el rey, y dijo:
-¡Viva siempre el rey David, mi señor!
32El rey David ordenó:
Llamadme al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y a Benayas, hijo de Yehoyadá.
33Cuando se presentaron ante el rey, éste les dijo:
-Tomad con vosotros a los ministros de vuestro señor. Montad a mi hijo Salomón en mi propia mula. Bajadlo al Guijón*. 34El sacerdote Sadoc lo ungirá allí rey de Israel; tocad la trompeta y aclamad: <<¡Viva el rey Salomón!>>. 35Luego subiréis detrás de él, y cuando llegue se sentará en mi trono y me sucederá en el reino, porque lo nombre jefe de Israel y Judá.
36Benayas, hijo de Yehoyadá, respondió al rey:
-¡Amén! ¡Que el Señor refrende la orden de vuestra majestad! 37¡Que el Señor esté con Salomón como lo ha estado con vuestra majestad! ¡Que haga su trono más glorioso que el trono de vuestra majestad!
38Entonces, el sacerdote Sadoc, el profeta Natán y Benayas, hijo de Yehoyadá, los quereteos y los pelteos bajaron a Salomón montado en la mula del rey David y lo condujeron al Guijón. 39El sacerdote Sadoc tomó del santuario la cuerna de aceite y ungió a Salomón. Sonaron las trompas y todos aclamaron: <<¡Viva el rey Salomón!>>. 40Luego subieron todos tras él al son de flautas, y armando tal algazara, que la tierra se resquebrajaba con el estruendo.
41Adonías y sus convidados lo oyeron cuando acababan de comer. Joab oyó el sonido de la trompa y preguntó:
-¿Por qué está alborotada toda la ciudad?
42Todavía estaba hablando cuando apareció Jonatán, hijo del sacerdote Abiatar. Adonías dijo:
-Entra, que tú eres buena persona y traerás buenas noticias.
43Jonatán le respondió:
-Al contrario. Su majestad, el rey David, ha nombrado rey a Salomón. 44Ha mandado al sacerdote Sadoc, al profeta Natán, a Benayas, hijo de Yehoyadá, y a los quereteos y los pelteos que llevan a Salomón montado en la mula del rey; 45y el sacerdote Sadoc y el profeta Natán lo han ungido rey en El Guijón. Desde allí han subido en plan de fiesta; la ciudad está alborotada. Eses es el clamoreo que habéis oído. 46Y todavía más, Salomón se ha sentado en el trono real, 47y los cortesanos han ido a felicitar a vuestra majestad, el rey David: <<¡Que tu Dios haga a Salomón más famoso que tú y su trono más glorioso que el tuyo!>>. Y el rey, desde el lecho, ha exclamado, haciendo una inclinación: 48<<¡Bendito el Señor, Dios de Israel, que hoy me concede ver a un hijo mío sentado en mi trono!>>.
49Todos los convidados se aterrorizaron, y levantándose de la mesa, se fue cada uno por su lado.
50Adonías tuvo miedo de Salomón y fue a agarrarse a los salientes del altar. 51Avisaron a Salomón:
-Adonías te tiene miedo y está agarrado a los salientes del altar, pidiendo que le jures hoy que no lo matarás.
52Salomón dijo:
-Si se porta como un hombre de honor, no caerá a tierra ni un pelo suyo. Pero si se le sorprende en alguna falta, morirá.
53El rey Salomón envió gente que lo bajara del altar. Adonías se presentó al rey Salomón, se postró ante él y el rey le dijo:
-Vete a casa.
Explicación.
1,1-4 La sucesión de David es un momento delicado en la historia de la monarquía. El Señor ha prometido al hijo de Jesé que le construiría una casa, es decir, una dinastía estable; hasta ahora la sucesión ha sido una experiencia trágica: Amón, el primogénito, asesinado por su hermano Absalón; éste, muerto víctima de su ambición. ¿Qué va a suceder ahora que el rey está viejo y débil?
¿Gobierna realmente el rey? Es curioso que en todo el capítulo de forma verbal "reinar" solo se dice de Adonías y Salomón, mientras se le prodiga a David el título de rey. ¿Será capaz David de asegurarse un heredero que continúe su gran creación? ¿Cómo cumplirá el Señor su promesa?
1,5 Por orden de edad le toca la sucesión a Adonías, el cuarto de los hijos nacidos en Hebrón (2 Sm 3,4), si bien la razón de edad no es decisiva en aquella monarquía. David hace tiempo que ha elegido a Salomón, el hijo de Betsabé y hasta se lo ha prometido con juramento a la madre. Probablemente ha descubierto en el joven una prudencia y habilidad por las que destaca entre los demás príncipes reales.
El juramento debió de ser privado, secreto compartido por Betsabé y Natán. Adonías, que siente amenazado su supuesto derecho de sucesión decide precipitar los acontecimientos, aprovechándose de la senilidad de su padre, para llegar al trono antes de que sea tarde. Se repite con variaciones la historia de Absalón. Esta vez no hace falta planear una rebelión apelando a los sentimientos separatistas del norte, ni hace falta precipitar una muerte que no tardará en llegar. Basta apoyarse en los personajes influyentes del reino: Joab, el número dos desde que reina su tío David, Abiatar, fiel compañero desde los años difíciles de la persecución. La rebelión sucede en nombre de la continuidad, no de la ruptura.
1,2 Ecl 4,11s.
1,5 2 Sm 15,1.
1,6 2 Sm 14,25.
1,7-8 Joab tenía que conocer las preferencias de David; pero más de una vez se ha atrevido a dar una lección al rey en cuestiones de gobierno; es fácil que no sintiera simpatía por Salomón y Betsabé -el asunto del adulterio había sucedido mientras él estaba en campaña contra los amonitas-. Apoyando a Adonías consideraba más segura su futura posición; quién sabe si no lo habrá incitado y animado en sus proyectos ambiciosos. Los motivos de Abiatar no son claros.
Sadoc está presentado como descendiente de Aarón. Benayas representaba la nueva ordenación militar. Natán es el profeta de la sucesión dinástica.
1,9 * = Piedra de la Culebra; Fuente del Explorador.
1,9-10 El banquete que organiza Adonías lo llamaríamos una proclamación solemne de la candidatura, más que un comienzo formal de su reinado. Es lógico que no invitara a Salomón, no se le ocultaban las preferencias del anciano rey. Salomón era el verdadero rival, mientras que los otros hijos del rey parecen reconocer los derechos del mayor.
1,11 Natán interviene para aclarar la situación. Si Natán pronunció la promesa dinástica, él mismo pronunció la acusación del rey adúltero y homicida. Esta vez no actúa obedeciendo a un oráculo de Dios, sino apoyado en un juramento de David.
1,12 Natán excita el celo materno de Betsabé, la rivalidad con Jaguit y la asusta con un peligro de muerte para ella y su hijo. ¿Exagera otra vez el profeta? Natán tiene que mover a Betsabé a intervenir en el juego; basta que los argumentos impresionen a la mujer, no hace falta que sean rigurosamente exactos.
1,13 Ya está Natán haciendo de apuntador y próximo actor del drama. El juramento de sucesión, será pieza maestra de todo el relato, repetida con variaciones siete veces en forma positiva (vv. 13,17,24,30,35,46 y 48) a excepción de dos interrogativas incomplentas (vv. 20 y 27). Se van engranando los personajes, Betsabé, Natán, David, hasta difundirse a todos y remotarse al Señor. El relato, al parecer parece profano, revela así su movimiento religioso trascendente.
1,15 Lo que Betsabé descubre al entrar es un anciano atendido por una enfermera: el narrador nos coloca en el punto de vista del personaje.
1,20 David es enfrentado con toda la expectación del pueblo: Betsabé quiere forzarlo a desempeñar su papel en la historia. La ambigüedad ha de concluir, el secreto se ha de hacer público.
1,21 David es enfrentado con toda la expectación del pueblo: Betsabé quiere forzarlo a desempeñar su papel en la historia. La ambigüedad ha de concluir, el secreto se ha de hacer público.
1,21 Betsabé ha apelado al juramento: por él se ha ligado el rey al Señor, y cometería perjurio al no cumplirlo; además, debe actuar por respeto al pueblo, que quiere ver asegurada la sucesión con la autoridad y el prestigio del rey, no sea que, al morir sin haber nombrado heredero, estalle la guerra civil.
1,22-27 Natán añade un detalle, el grito de "¡Viva el rey Adonías!". Sobre todo se complace en picar el amor propio del rey, como si dijera: el rey no cuenta para nada, ni en el asunto gravísimo de la sucesión.
1,28-30 David recobra al instante su lucidez y su energía. Con un nuevo juramento, que señala el plazo inmediato de la ejecución, refrenda el juramento precedente. Parece como si el narrador jugase con el nombre de Betsabé, que significa "Hija del juramento".
1,31 El saludo final repite una fórmula de corte; en el contexto presente, dirigida al anciano, no carece de ironía.
1,32 Lo que sigue se construye en una visión triangular, con el vértice en el monte del palacio y los ángulos en las dos fuentes del torrente Cedrón, En-Roguel = la Fuente del Explorador y el Guijón = El Manantial. Los tres puntos se encuentran a poca distancia, al alcance de un grito. El narrador añade detalles en cada escena: el mandato real menciona las personas principales, en la ejecución aparecen también la escolta y el pueblo; el mensajero completará la escena.
En otros tiempos la cagalgadura de honor eran borricas (Jue 5,10; 10,4; 12,14), en tiempos de David es una mula; Salomón dispondrá de caballos (1 Re 10,25ss).
1,33 * = Manantial.
1,34 La unción es ya competencia del sacerdote, y en este acto Sadoc está ascendiendo. Un glosador (al parecer) ha añadido "y el profeta Natán", recordando quizá el privilegio de Samuel.
1,35 La última fórmula es conocida. En estos casos era el Señor quien nombraba; ahora David toma en su boca la fórmula, como un privilegio que le ha otorgado el Señor. Salomón entra en la serie legítima por la elección de David.
1,36 Pero esa elección tiene que estar refrendada por el Señor para su validez: es lo que invocan los cortesanos al ofrecer su homenaje y aprobación.
1,40 En el contexto de proclamación real, y en forma hiperbólica, se registra el contagio terrestre; el motivo literario pasará cambiando a los salmos del Señor Rey (Sal 96; 97; 98).
1,48 La acción concluye con una plegaria de acción de gracias; comunicada, según técnica del capítulo, por uno de los personajes del relato.
1,49 2 Sm 13,29.
1,50-53 Adonías busca asilo en sagrado. Salomón le perdona la vida. Su juramento es una garantía, pero contiene una cláusula amenazadora; en adelante, estará vigilado en todos sus movimientos. Adonías se postra ante el hermano menor, rindiendo homenaje al nuevo rey.
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